19 de agosto de 2011 
   Un día después de la Ferrata de la Hermida y su baño termal, nos despertamos sin tener bien claro el plan para lo que nos queda de finde. Nos decidimos por ir a la parte occidental de Picos y visitar el Refugio de Vegabaño. Dejamos el coche en Soto de Sajambre y nos ponemos con ganas no sin antes utilizar el curioso punto telefónico para saludar a la familia, que no sabe ni donde estamos.
Pasamos entre un bosque impresionante y ya a la altura del refugio disfrutamos de las merecidas cervecitas. Hay tanta humedad que ya en mitad de agosto podemos ver parasoles y boletus que hacen plantearnos nuestras prioridades. Pero ya se sabe el dicho "o se está a rolex o a setas". Ya de vuelta nos acercamos a ver un roble centenario y tiramos como el rayo para Oseja.

Así si que se va a correr. Con tiempo, aprovechando el día antes para ponernos moraos a papas al cabrales y chorizo a la sidra. Como mola Asturias.
El primer día aprovechamos para hacer un tramito de la Senda del Oso, eso si, después de catar una buena comida de las que no dejas nada por la pena que te da. El paseito fue corto, unos 10 Km., pero para Manuel era la primera vez sobre una bici. Una pena no llegar hasta Quirós, con los recuerdos que tengo de esa zona cuando fuimos a escalar con 17 añitos.
La carrera de lujazo, bajando el crono a 1:46 y pegadito Mocho en su primera media (y eso que solo quería ver que tal).