Pues eso mismo, si si, aquí se presenta un autentico primavera. Como la motivación está a tope y parece que todo nuevo reto es pequeño, vuelvo del trabajo y después de comer me dirijo hacia el pueblo de Villabellaco. Mi propósito es hacer por primera vez una rutilla con cierto desnivel (al menos para mí).
No tiene ya muy buena pinta ya que me pierdo hasta con el coche y me voy a otro pueblo atontao con lo chulo que es el Valle de Santullan al que entro por primera vez.
Finalmente encuentro el aparcamiento donde comienza la Ruta de Ursi y me preparo para salir.

Nada más atravesar el pueblo me persigue el único perro grande del contorno. No se si era o no peligroso, pero no existe isostar, gel o estimulante deportivo que iguale la eficacia de este animal apodado desde hoy como el "Verdadero Hijo del Mal".
Como no se si el pero habla, pues no me paro a comprobarlo, una paisaneta me comenta que no tengo perdida, que continúe por el camino y siga la pista plagada de esculturas.

Nada más pasar la iglesia comienzo a atravesar un bosque guapo guapo, que tan embobao me tiene que me pierdo en la primera desviación que paso. Comienza una pista de 5 km de subida durilla que poco a poco va entrado en la cara norte. Pero yo continúo a lo mio y eso que ni esculturas, ni indicaciones, ni na de na.
Hace ya 4 días de la última nevada pero por esta pisa todavía queda nieve y según subo cada vez más. En este mismo momento me dí cuenta de la utilidad del gps. Este asombroso aparatito para lo que de verdad sirve no es para no perderse, sino para saber que estas perdido.
Siguiente "buena idea": "Vamos a atajar, no ves que en linea recta esta aquí al lado". Yo creo que por hablar solo me pasan estas cosas. Aquí empiezan los problemas, me hundo en la nieve, me raspo con ramas, todo está más lejos de lo que parece.
Como ya estoy cansado bajo bastante el ritmo, incluso andando y que curioso, que frio hace. Pues nada a correr otra vez. Y como cuesta arriba ya no puedo más, llega el momento de volver humillado por donde he venido que ya empiezo a preocuparme un poquito. Apunto un par de veces de caerme pues la nieve ahora está más helada, me viene a la cabeza que si se tiene un simple esquince a 2ºC sin apenas ropa, cansado y solito seguro que me acuerdo de mí abuela cuando decía: "Paqué sales de casa con la que está cayendo".
En estas llama Marta para preguntar cuando llego. Calculo que más o menos en 20 minutos. Juro que no quería mentir, pero al final tarde el doble en llegar al pueblo. Ya feliz no me acordaba que me queda por solventar otra batalla: Donde se ocultará el Verdadero Hijo del Mal. Como esté junto al coche, me tiro al monte otra vez.