Pasamos la noche y tras el desayuno a disfrutar de la bajada entre los árboles. Tras dos horas disfrutonas sin parar doy gracias al inventor de las comped ya que poco antes no podía ni mantenerme de pie por dos rozaduras del 15.

  Llegamos a la pradera y tras reponer agua, empieza la subida sin fin: La senda de los Cazadores. Como se nota el acumlado, menos mal que compensan las vistas. El gps marca 50 km y esto empieza a hacer pupita. Sin embargo, hoy hacemos menos paradas y ya en la Faja de Pelay vovelmos a "correr" dirección a la Cola de Caballo.

  Dejamos a la izquierda las clavijas y ponemos rumbo al Refugio de Goriz dándonos antes un descanso en una fuente y premiandonos con un bocata de jamón y tomate, que ya tanta barrita nos tiene un poco cansados.

  Por fin Goriz y otro premio: cervecita. El efecto es inmediato, supermotivación y ganas de seguir. Para la próxima vez me lleno el camelbak de San Miguel  y paso del isostar. La guarda del refugio nos marca 7 horas para llegar a Pineta. Habrá que hacerla de 5, así que a no perder tiempo.

  Llegando al Collado de Goriz pasamos el GR por La Punta de las Olas, que tiene menos desnivel pero con la mosca del mal tiempo ya que la zona tiene algún paso delicado. No nos encontramos ni al Tato en todo este sector hasta llegar al Collado de Añisclo.

   Solo queda la etapa final, bajar al Refugio de Pineta. Casi nada, dos km de distancia con 1200 metros de desnivel. No se como será subir pero bajar después de 70 km es la muerte. Con la meta a la vista y más de dos horas para llegar esto se hace interminable.

  Nos cruzamos con una familia subiendo , donde un niño de unos 10 años con los ojos vidriosos no creo que vuelva la montaña en varios años. Para más tela,  horas después cayó un tormentón con granizo con bolas de ping-pong.

  Tras 21 horas de "ca-co" llegamos a  meta. Supercontetos y con ganas de una cena decente. Nos la ganamos con creces.